Palabras malinterpretadas, discusiones
que no llevan a ningún lado y al final lágrimas, muchas lágrimas.
¿Cómo iba a pensar él que la había
hecho tanto daño con aquellas pocas palabras? Asique segundo a segundo que
pasaba tirada en la cama, con la mirada perdida y escuchando el silencio se
preguntaba si de verdad le importaba algo o si después de aquella tonta
discusión la seguía queriendo.
En el fondo ni siquiera se acordaba
como había llegado a ese punto por unas pocas palabras.
Daba vueltas a la noche anterior, y lo
intentaba ver de todos los ángulos posibles, lo intentaba ver incluso desde la
perspectiva de él, y sí, podría llegar a comprender que le molestase,
pero no entendía el por qué de ponerse así, si ella lo había dicho sin maldad
alguna y sin intenciones de dañar a nadie.
Cogía el móvil, jugueteaba con él, lo
apagaba, lo miraba… y estaba tan saturada que tenía ganas de arrojarlo contra
una pared y hacerlo estallar en mil pedacitos.
Quería aislarse del mundo por un día,
y no conocer mas que la soledad, quería desaparecer… Se sentía culpable de todo
aquello, y es cierto lo era, pero una parte de ella la decía que todo esto era
injusto, y otra que era lo más grave que podía haber dicho.
No había pasado ni un día pero echaba
de menos tenerle a su lado y se muy sola, y de lo sola que pensaba estar apreciaba
el frio que desprendían sus palabras que parecían vacías de sentimientos.
Pasaban las horas y cada minuto estaba
peor asique se encerró en si misma y no dejo que nada ni nadie la molestase
mientras lloraba por aquel pequeño error transformado en una gran discordia.
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