Fuera del mundo del mundo real hay alguien, camina solitario entre el frio de la noche y el invierno.
Sus descazos pies pisan la helada nieve, está solo pero no deja de caminar.
Hay alguien que está alli, congelado de frio... pero no se para.
Se oye el latido de un corazón que nunca descansa, se oye su sonido, cansado, aburrido de seguir.
El camina, no sabe a donde va... solo se dirije a donde siente a la persona a la que perdio, no mira atras, nunca lo hace.
El dolor le ha degado, pero eso no hace que pare de continuar, impasible frente a la ventisca del odio.
Ya no está en la calle, y la curiosidad me a llevado a seguirle, el no sabe que estoy ahí.
Nos encontramos entre una multitud que no mira por donde va, que no le importa nada... todos ellos están muertos.
Me pongo delante de el, y le reconozco... me busca a mi, me siente a mi.
- Detente!- le grito - Para, estoy aqui, ¿no me ves, no me sientes?
No me oye... no me siente... no para.
No sigas, pienso, estoy aqui.
Cambiamos de nuevo de escenario ¿Un cementerio?
Se oye el llanto de alguien a lo lejos, el no se inmuta, no lo oye. Pero yo si.
Corro hacia donde lo he oido, no era un llanto, era una risa. La risa de alguien que intenta tapar su dolor con carcajadas cargadas de tristeza.
Ese alguien calla, ¿un silencio eterno? No, ese alguien vuelve a reir, cada vez más fuerte.
Corro por el cementerio, encuentro a quien buscaba.
Deja un ramo de rosas rojas en una tumba de marmol negro... no me da tiempo a ver quien es.
Despierto en el cegador sol, allí está el, al lado de mi cama y con un ramo de rosas rojas...
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