La vida está ahora presidida por la idea de la muerte: vivir es un breve transito entre la cuna y la sepultura.
El tiempo lo destruye todo y, por tanto, todo es vanidad. La realidad
es solo ilusión y apariencia: la vida es sueño, el mundo es un gran
teatro. Y como hay que vivir en este teatro, el ser humano es
especialmente desconfiado.
Para sobrevivir en una realidad en la que
las cosas no so como parecen, en la que todo está lleno de trampas, en
un mundo tan engañoso, en fin, es necesario saber manejarse. La
prudencia, la discreción, el saber ocultarse, el engaño, en definitiva,
son las máximas que deben guiar la conducta de aquel que quiera triunfar
o al menos sobrevivir.
Hola, muchas gracias por pasarte por el blog, y claro que te sigo.
ResponderEliminarUn saludo.